La agenesia vaginal, el septum vaginal y las anomalías congénitas del útero en general no se detectan y pueden no causar síntomas. Sin embargo, eso puede cambiar cuando la persona empieza a menstruar o a tener actividad sexual, cuando intente quedar embarazada o durante el embarazo. En ese momento, la menstruación no aparece o la mujer experimenta dolor y dificultad al tener sexo, quedar embarazada o llevar adelante un embarazo.
Trabajar con un especialista
Es posible que algunos pediatras y ginecólogos no consideren una diferencia congénita en la anatomía cuando una adolescente se queja de dolor abdominal que podría estar relacionado con un bloqueo del flujo menstrual o cuando una mujer tiene dificultades para tener relaciones sexuales. Recibir atención de un especialista que trabaje con mujeres jóvenes con estas inquietudes asegurará que reciba el tratamiento adecuado en el momento correcto. Aceptar estas diferencias anatómicas y prepararse para el autocuidado necesario son pasos importantes en el proceso del tratamiento.
Nuestro enfoque en equipo
Nuestro equipo incluye expertos en ginecología pediátrica y del adolescente, uroginecología y otras especialidades, como urología, terapia física, endocrinología reproductiva y salud conductual. Eso es importante cuando las diferencias anatómicas complejas requieren tratamiento. Se necesitará contar con estos especialistas cuando haya afecciones presentes que puedan afectar los riñones, el útero y los intestinos. Nuestra asesora de pacientes la ayudará a coordinar varias citas con los especialistas, según sean necesarias, y a afrontar el proceso, desde la consulta inicial hasta el diagnóstico y el tratamiento.