Acerca de las fugas de LCR craneal
El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un fluido acuoso que protege, nutre y elimina los desechos del cerebro y la médula espinal. Cuando un área del cráneo se daña, se debilita o se agrieta, la duramadre (el tejido que contiene el líquido cefalorraquídeo y que rodea el cerebro y la columna vertebral) queda expuesta y puede desgarrarse con facilidad. La causa puede ser una lesión traumática, un tumor, una infección, una cirugía o hipertensión intracraneal.
La hipertensión intracraneal es similar a la presión arterial alta, pero en el cerebro. La acumulación de LCR puede desgastar el cráneo, debilitarlo y hacerlo propenso a agrietarse. La hipertensión intracraneal puede ser primaria, es decir, no existe una causa determinada, o secundaria a otro problema como una hemorragia cerebral.
Signos de una fuga de LCR craneal
Los signos más comunes de una fuga de LCR craneal son dolores de cabeza crónicos, secreción acuosa de la nariz o el oído (especialmente en un lado), entre otros. Sin tratamiento, las fugas de LCR pueden llevar a infecciones intracraneales peligrosas, como meningitis o cerebritis, neumoencéfalo (aire en el cerebro y el cráneo) y dolores de cabeza.
Pruebas para fugas de LCR craneal
Luego de completar un examen físico integral y la historia clínica, el médico puede ordenar una o más de las siguientes pruebas para confirmar el diagnóstico de fugas de LCR o localizar el sitio de la fuga.
Prueba de beta-2 transferrina
La beta-2 transferrina es una proteína que se encuentra únicamente en el líquido cefalorraquídeo. En esta prueba, se recolecta una pequeña cantidad de secreción acuosa de la nariz o el oído para su análisis en un laboratorio. Si el resultado es positivo, indica una fuga de LCR.
Se puede realizar el tipo específico de resonancia magnética con secuencia de interferencia constructiva en estado estacionario (CISS, por sus siglas en inglés). Mediante esta opción de estudios de imágenes de alta resolución, se puede diferenciar el líquido cefalorraquídeo de los tejidos blandos circundantes.
Los médicos también utilizan imágenes de resonancia magnética para identificar estenosis (o estrechamiento) de las venas en el cerebro que ayudan a drenar el líquido cefalorraquídeo. Si estas venas se estrechan, colaboramos con expertos neurovasculares para determinar si el estrechamiento está causando hipertensión intracraneal (presión alta en el cráneo) y, de ser así, si la colocación de un stent podría ayudar a revertir la condición y/o si se necesitan más pruebas.
Cisternografía
Para realizar esta prueba, se inyecta un tinte trazador radiactivo en el canal espinal mediante una punción lumbar, que se rastrea a lo largo del tiempo para localizar la fuga de LCR. Después de la inyección, el paciente permanece acostado durante aproximadamente una hora y, luego, es posible que se extraiga sangre o se realice un estudio de imágenes mediante radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética. Las extracciones de sangre o los estudios de imágenes se pueden repetir al transcurrir un período entre 6 y 24 horas posteriores a la primera punción lumbar.
Fluoresceína intratecal
Se inyecta un tinte fluorescente en el líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar. El tinte circula junto con el LCR a través de la médula espinal hasta llegar al cerebro. Luego, en busca del tinte fluorescente, los cirujanos abren y exploran un área del cráneo donde podría ocurrir la fuga. Una vez localizada, se suele reparar el agujero durante el procedimiento.
Cirugía de reparación de fugas de LCR craneal
La cirugía suele ser la mejor opción de tratamiento para las fugas de LCR craneal. El procedimiento de la cirugía se adapta a la ubicación exacta de la fuga. Una vez que los cirujanos llegan al sitio, reparan el orificio al cubrirlo con tejido o grasa.
Procedimiento en el área anterior
En caso de fugas en la parte frontal del cráneo (anterior), los cirujanos pueden acceder y repararlas a través de las fosas nasales mediante un procedimiento endoscópico mínimamente invasivo. Esta técnica permite acelerar el proceso de recuperación, no deja cicatrices visibles y requiere que el paciente pase solamente un par de noches en el hospital.
Procedimiento en el área lateral
En el caso de fugas en el costado del cráneo (lateral), los cirujanos pueden acceder y repararlas a través de incisiones detrás de la oreja, que dejan cicatrices menos visibles. El paciente debe permanecer en el hospital durante tres o cuatro noches.
Procedimiento en áreas posteriores y otras zonas
En el caso de fugas en partes traseras del cráneo (posteriores) o en zonas de difícil acceso por la nariz o detrás de la oreja, los cirujanos pueden realizar una craneotomía tradicional, que implica una mayor abertura del cráneo. Este método requiere una hospitalización más prolongada, generalmente, de tres a siete días.
Después de la cirugía
Se le solicita al paciente que realice consultas de seguimiento una semana después de la cirugía y en varias ocasiones más en intervalos cada vez mayores. Debería comenzar a sentir un alivio del dolor y otros síntomas al transcurrir un período entre 7 a 10 días.
Otros tratamientos para las fugas de LCR craneal
Derivaciones (shunts)
La hipertensión intracraneal se puede tratar mediante la colocación de una derivación (shunt), que consiste en un dispositivo que permite desviar el exceso de líquido fuera del cerebro. Consta de dos tubos largos y flexibles (catéteres) que están unidos por una válvula. Un extremo de la derivación se coloca en el área cerebral donde se acumula líquido. El otro extremo drena el líquido a una zona diferente del cuerpo.
Stents
Se puede colocar un tubo de malla llamado stent en venas estrechas del cerebro para mejorar el flujo de LCR en casos de hipertensión intracraneal.
Medicamentos
Se puede tratar la hipertensión intracraneal con medicamentos específicos que reducen la producción de líquido cefalorraquídeo.