El cuerpo calloso es una gruesa banda de fibras nerviosas que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Como una autopista, el cuerpo calloso transporta los mensajes de un lado a otro.
En niños o adultos que padecen convulsiones de caída, las señales cerebrales anormales viajan rápidamente a través del cuerpo calloso, afectando ambos lados del cerebro y del cuerpo. Estas convulsiones pueden resultar en la pérdida de tono muscular (convulsiones atónicas) en todo el cuerpo, lo que provoca que usted caiga al suelo. Las convulsiones también pueden hacer que su cuerpo se endurezca (convulsiones tónicas) y luego caiga. Ambos tipos de convulsiones pueden provocar cortes, huesos o dientes rotos, conmociones cerebrales, otras lesiones e, incluso, la muerte.
Durante una callosotomía, el neurocirujano desconecta el cuerpo calloso. Esto ayuda a contener la actividad epiléptica en una mitad del cerebro, dejando la otra mitad del cuerpo sin afectar y reduciendo significativamente las caídas.