La donación desinteresada de hígado de una madre salva a su bebé de una grave enfermedad
Tyrone y Tisha Hibbler, con su hijo King en brazos, en las afueras de Durham.
Cuando King Hibbler nació en marzo de 2021, parecía saludable; solo presentaba ictericia, una afección común en los recién nacidos que suele resolverse por sí sola. Ni los médicos ni sus padres sospecharon que tenía una enfermedad más grave llamada "atresia biliar", la cual, si no se trata, puede causar insuficiencia hepática y otras complicaciones graves. Gracias a su mamá, quien le donó parte de su hígado, King se sometió a un trasplante de hígado en Duke, y ahora es un niño saludable y activo de un año.
Un diagnóstico grave
Cuando la ictericia de King no se resolvió después de haber recibido tratamiento, sus padres, Tisha y Tyrone Hibbler, lo llevaron a que le hicieran exámenes cerca de su hogar en Charlotte, North Carolina. King tenía dos semanas de vida cuando los médicos le diagnosticaron atresia biliar, una obstrucción de los conductos que llevan la bilis del hígado a la vesícula biliar. Si la atresia biliar no se trata, puede afectar el desarrollo físico y cerebral, y tener graves consecuencias para la salud. «La mayoría de los niños que nace con esta afección requerirá, tarde o temprano, un trasplante de hígado», comenta Deepak Vikraman, MD, cirujano de trasplante de hígado pediátrico de Duke.
Postergación del trasplante de hígado
Los médicos del hospital local intentaron retrasar la cirugía de trasplante hasta que King estuviera más grande y fuerte, por lo que, cuando tenía seis semanas, lo sometieron a un procedimiento de Kasai que redirige el flujo de la bilis desde el hígado hacia el intestino. Desafortunadamente, no funcionó. «La ictericia siguió progresando y King empezó a mostrar signos de disfunción hepática progresiva», comenta el Dr. Vikraman. El bebé necesitaba un trasplante de hígado, pero la cirugía sería compleja, ya que solo pesaba 10 libras. Sus médicos lo refirieron a Duke, que tiene el programa de trasplante de hígado pediátrico más grande de North Carolina. «A los médicos de King les pareció que Duke tenía más recursos y más experiencia en el tratamiento para bebés de su tamaño», cuenta Tyrone Hibbler.
Con un donante vivo se reduce la espera para el trasplante
Tras una evaluación exhaustiva en Duke, pusieron a King en la lista de espera para un trasplante de hígado. «Cuando un niño está en la lista, generalmente podemos hacer el trasplante en un plazo de entre tres y seis meses», dice el Dr. Vikraman. Pero los Hibbler no querían esperar tanto. «De inmediato me ofrecí como donante vivo, pero mi hígado era demasiado grande. Su mamá dijo: "Quiero intentarlo". Y todo salió de maravillas», comenta el padre de King. Poco después, ya estaba programada la cirugía.
El sistema de apoyo es crucial
El 17 de enero de 2022, Tisha y King se sometieron a cirugías exitosas que duraron un total de 16 horas y requirieron la participación de dos equipos de trasplante de hígado: uno que extirpó el lóbulo izquierdo del hígado de Tisha y otro que realizó el trasplante de King. Después de ser dados de alta del hospital, la familia pasó un mes en un hotel cercano para recuperarse y asistir a las citas de seguimiento. Fueron días difíciles para Tisha, quien no podía ver a King debido a las restricciones del COVID. Pero contar con un buen sistema de apoyo les ayudó. «Hubiera sido imposible hacer esto sola», comenta Tisha. «Nuestras madres, familias, amigos y el equipo de Duke han sido fantásticos», añade Tyrone.
Una infancia normal
Hoy, el hígado de King es totalmente funcional, y su crecimiento es como el de cualquier niño de su edad. Además, el hecho de que su madre haya sido su donante le da una ventaja. «La compatibilidad es perfecta, lo que ayuda a que su cuerpo acepte al hígado, y la cantidad de inmunosupresores necesarios para evitar que el órgano sea rechazado es menor», explica el Dr. Vikraman. «Gracias a su trasplante de hígado, King puede tener una infancia normal».
