El diagnóstico de expertos ayuda a profesora universitaria a superar la debilidad por mareo

Beth Huber, de 60 años, vive en Asheville, NC, con su esposo, hijos y nietos.
El vértigo severo obligó a Beth Huber, de 60 años, a dejar de conducir, a comenzar a usar un bastón para caminar y a tomarse una licencia médica de su puesto como profesora. Tras varios tratamientos fallidos, decidió acudir al neurootólogo Eric Formeister, MD, de Duke Health. Él descubrió que Huber tenía una afección poco común llamada síndrome de dehiscencia del conducto superior (SCDS) y le practicó una cirugía compleja para tratarla. Hoy en día, Huber ha vuelto a conducir, trabajar y hacer otras actividades. “Antes, no estaba viviendo de verdad”, comentó Huber. “Siento que el Dr. Formeister me salvó la vida”.
Un episodio de vértigo la llevó a la sala de emergencias
Beth Huber, de Asheville, NC, recuerda que estaba calificando exámenes en enero de 2020 cuando de repente sintió un mareo extremo y perdió el equilibrio. “Mi mundo se puso patas arriba, todo se volvió un caos”. Su hija llamó a una ambulancia y Huber despertó en la sala de emergencias de un hospital local. Tras pasar varios días hospitalizada, regresó a casa, pero el mareo persistía. “Sentía como si estuviera constantemente en un bote”, relata.
Múltiples médicos, ningún alivio
Durante los tres años siguientes, Beth Huber buscó ayuda. “Fui a tantos médicos que decían: ‘Yo tengo la solución’. Pero no era así. Solo empeoraba”, recuerda. Probó medicamentos, terapia física, inyecciones de esteroides y maniobras de reposicionamiento, pero nada funcionó.
Durante ese tiempo, Huber tuvo que cambiar sus clases universitarias presenciales al formato en línea porque no podía mantenerse de pie por mucho tiempo. Comenzó a caminar con un bastón y a buscar apoyo al sentarse para evitar caerse. Dejó de conducir y hasta pensó en jubilarse anticipadamente.
“Me sentía como un ser humano que no funcionaba”, menciona. “Finalmente, un médico me dijo: ‘Se me acabaron las ideas. Vamos a enviarte a Duke’. Así fue como conocí al Dr. Formeister”.
Una pequeña pista lleva al diagnóstico correcto
El Dr. Formeister es especialista en problemas complejos del oído interno y trastornos del equilibrio. De inmediato, le recetóun nuevo medicamento a Huber, solicitó pruebas básicas y analizó a fondo su historia clínica y estudios de imágenes. “Los diagnósticos relacionados con el mareo suelen ser de exclusión, lo que significa que hay que hacer un trabajo minucioso e investigativo para descartar otras posibles causas”, afirmó el Dr. Formeister. Mientras revisaba una resonancia magnética previa, notó una anomalía en el oído derecho de Huber que llamó su atención, por lo que pidió una tomografía computarizada para examinarla con mayor detalle. Su intuición fue acertada: las imágenes mostraron una pequeña área de hueso ausente entre el oído interno y la cavidad craneal de Huber. Una prueba auditiva especializada que medía su capacidad para escuchar sonidos transmitidos por el hueso confirmó las sospechas del Dr. Formeister.
Beth recuerda que el Dr. Formeister le preguntó: “¿Puede escuchar los latidos de su corazón en el oído?” y “¿Oye su propia voz muy fuerte dentro de su cabeza?”. “Y yo dije sí, pero ¿no le pasa a todo el mundo?”. Para su sorpresa, la respuesta fue no.
El Dr. Formeister diagnosticó a Huber con síndrome de dehiscencia del conducto superior (SCDS), una afección poco común que se caracteriza por síntomas inusuales de audición y equilibrio. Entre ellos se incluyen la amplificación de la propia voz o sonidos corporales, mareo provocado por ruidos fuertes e inestabilidad. Además, junto con su equipo de radiología, el Dr. Formeister descubrió evidencia de un pequeño accidente cerebrovascular en el tronco encefálico que Huber había sufrido recientemente, así como pérdida auditiva y de equilibrio en el oído derecho.
“Me explicó todo lo que me pasaba y, de repente, todo cobró sentido”, comentó Huber. “Todos esos síntomas que ni siquiera reconocía como tales comenzaron a tener sentido”.
El camino hacia la cirugía
El Dr. Formeister le explicó que con la cirugía para reparar la dehiscencia del canal se podría cerrar la abertura anormal en el oído interno y aliviar los síntomas asociados. Sin embargo, no podía garantizar que el procedimiento mejorara la sensación de inclinación o el desequilibrio general. El Dr. Formeister accedería al área a través del hueso mastoideo, ubicado detrás de la oreja. Huber dedicó tiempo a investigar el procedimiento, incluidos los riesgos y beneficios. Tras hablar de nuevo con el Dr. Formeister sobre lo que podía esperar de la cirugía, Huber tomó la decisión de seguir adelante con ella.
El 28 de agosto de 2023, el Dr. Formeister realizó la cirugía. Huber notó una mejora significativa de inmediato. “Cuando abrí los ojos en la sala de recuperación, sentí como si tuviera una cabeza distinta. Fue increíble”, dice Huber. “Todo era completamente distinto”. Ya no tenía la sensación de estar en un bote. Y podía mirar a su familia sin sentir que se estaban moviendo. “Recuerdo que, en las primeras semanas después de la cirugía, sentí un alivio inmenso y profundo”.
La vuelta a la vida diaria
Varios meses después, Huber pudo retomar casi todas las actividades que había dejado atrás. Aunque todavía siente una ligera inclinación occipital (una sensación de que la visión está ligeramente inclinada hacia un lado) como consecuencia del accidente cerebrovascular que sufrió en el tronco encefálico, ahora la controla con facilidad, ya que el ruido interno y el vértigo han desaparecido.
"Hemos estado de fiesta desde la operación. Ya no necesito el bastón. Camino hasta el auto y el buzón. Conduzco al trabajo. La vida es bella", comentó Huber. “Estoy muy agradecida al Dr. Formeister y a Duke. Ahora le digo a todos que, si quieren la mejor atención, vayan a Durham”.
El Dr. Formeister también expresó su gratitud. “Estoy muy contenta de haber podido ayudarla. Es una persona maravillosa y tiene mucho por vivir”.