El equipo de Duke extirpa de forma segura una rara anomalía cerebral

Un cavernoma potencialmente mortal provocó dos accidentes cerebrovasculares antes de la operación

Por Morgan deBlecourt
15 de julio de 2024
Chase Conklin, de 34 años, sonríe fuera de su casa en South Mills, North Carolina

Chase Conklin, de 34 años, sonríe fuera de su casa en South Mills, North Carolina (foto tomada por su esposa Melissa Colkin)

En otoño de 2021, Chase Conklin comenzó a experimentar visión borrosa, fatiga, niebla mental y problemas de equilibrio, pero ella ignoró los síntomas. A comienzos de 2022, cuando Conklin tenía 31 años, sufrió dos accidentes cerebrovasculares en un mes. Los médicos de South Mills, en North Carolina, no encontraron la causa hasta cinco meses después, cuando a Conklin le diagnosticaron un cavernoma: un conjunto de vasos sanguíneos enredados y con fugas en el cerebro. Desde que se sometió a la cirugía en el hospital de la Universidad de Duke, en otoño de 2022, para que le extirparan el cavernoma, Conklin ha vuelto a ocuparse de su ajetreada familia y a dirigir un pequeño negocio. “Si no fuera por Duke, hoy no estaría donde estoy”, afirma Conklin.

Señales de advertencia de un accidente cerebrovascular

Conklin dijo que, antes de sufrir su primer accidente cerebrovascular, se había sentido "rara" durante meses. "Sentía que perdía el equilibrio. Tenía la visión un poco borrosa. No podía concentrarme y estaba inquieta". Como agente de la ley que trabajaba durante turnos largos, Conklin atribuyó sus síntomas al cansancio excesivo.

Una tarde de febrero de 2022, mientras trabajaba, los colegas de Conklin notaron que arrastraba las palabras y se inclinaba hacia un lado. Un amigo llevó a Conklin a la sala de emergencias, donde los médicos le dijeron que estaba sufriendo un accidente cerebrovascular hemorrágico, o sangrado en el cerebro.

Semanas después, Conklin regresó al hospital por un segundo accidente cerebrovascular después de que comenzó a tener problemas para tragar y caída facial. Esta vez, los médicos le dijeron que la cantidad de sangrado era el doble que la de su primer derrame cerebral, una tendencia preocupante. Incluso después del tratamiento, Conklin siguió teniendo mareos y visión borrosa.

En busca de una respuesta

En agosto de ese año, a Conklin le diagnosticaron un cavernoma, también conocido como malformación cavernosa, en su hospital local. Sin cirugía, esta rara anomalía de los vasos sanguíneos podría seguir causando accidentes cerebrovasculares peligrosos. El médico de Conklin la derivó a Ali Zomorodi, MD, neurocirujano en Duke Health. Como uno de los pocos Centros de Excelencia designados por la Alianza para Curar las Malformaciones Cavernosas en el país, Duke ofrece un equipo colaborativo de especialistas, experiencia clínica y oportunidades de investigación clínica para lograr los mejores resultados posibles para las personas con cavernomas.

Conklin dijo que sintió una conexión instantánea con el Dr. Zomorodi. "Casi muero dos veces, pero luego lo conocí y supe que era él", dijo. "Supe que era él la persona que se aseguraría de que volviera a casa con mi familia".

Un abordaje quirúrgico cuidadoso

El Dr. Zomorodi se especializa en el tratamiento de problemas vasculares en el cerebro. Reconoció rápidamente que el cavernoma de Conklin estaba en una zona de alto riesgo. "Su lesión estaba en el tronco encefálico, justo al lado de estructuras importantes que controlan el movimiento de la cara, la coordinación de los ojos, así como algunos de los reflejos necesarios para tragar", dijo el Dr. Zomorodi. "Los caminos disponibles para ingresar de forma segura al tronco encefálico son limitados, por lo que para encontrar el mejor abordaje de la lesión es necesario un conocimiento firme de la anatomía del paciente y de cómo pueden desplazarse algunos tejidos".

Durante la cirugía de Conklin, el 10 de septiembre de 2022, el Dr. Zomorodi y su equipo realizaron una craneotomía, lo que significa que quitaron una pequeña sección del cráneo en la parte posterior de la cabeza de Conklin. Luego utilizaron equipos de monitoreo sofisticados y técnicas microquirúrgicas avanzadas para alcanzar y extraer con cuidado el cavernoma sin dañar las estructuras circundantes. La operación duró alrededor de ocho horas.

A pesar de haberse sometido a una cirugía cerebral mayor, Conklin pudo levantarse rápidamente y caminar dando vueltas alrededor de la unidad de cuidados intensivos. "Todos mis síntomas anteriores desaparecieron", dijo. Tres días después de la cirugía, Conklin salió el hospital y volvió a su casa para recuperarse. "Tenía días buenos y días malos, pero me levantaba todos los días. Salía a caminar, comía bien, tomaba mis medicamentos como debía y trataba de mantenerme activa", dijo Conklin.

Planificar el futuro

Hoy en día, Conklin tiene cuidado de escuchar su propio cuerpo y les dice a los demás que hagan lo mismo. "Si no se siente bien, entonces no está bien", dijo. Se retiró de las fuerzas del orden, renovó un viejo remolque para caballos para iniciar su propio negocio de barra móvil y pasa mucho tiempo con su esposa y sus hijos.

El Dr. Zomorodi dijo que es gratificante ver lo bien que está Conklin. "Solo puedo imaginar cómo es pasar por algo así: lo aterrador y solitario que es tener un problema en el cerebro", dijo. "En Duke somos un equipo, y además de tratar las afecciones de nuestros pacientes, estamos a su lado para apoyarlos mientras atraviesan estos difíciles momentos".

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