Administración de los medicamentos
Ofrecemos medicamentos contra el rechazo, tanto sin calcineurina como sin esteroides, según las necesidades específicas del niño. Estas opciones permiten evitar los efectos secundarios a largo plazo asociados al uso de esteroides y contribuyen a que el riñón trasplantado funcione durante más años. Su hijo deberá tomar inmunosupresores de por vida. Dado que su organismo y su sistema inmunitario pueden variar con el tiempo, realizaremos un estrecho seguimiento y ajustaremos las dosis y el tipo de medicación según sea necesario.
Su hijo también recibirá medicamentos para reducir el riesgo de infecciones, prevenir los coágulos de sangre, controlar el reflujo ácido y mucho más. El farmacéutico especializado en trasplante, el coordinador de trasplante y otros miembros de su equipo les ayudarán a usted y a su hijo a controlar y llevar adelante su rutina de medicación.
Asistencia a las citas de seguimiento
Su hijo visitará con frecuencia al equipo de trasplante durante los tres primeros meses después de salir del hospital. El coordinador de trasplante le ayudará a programar las citas y a encontrar alojamiento, si es necesario. En cada visita de seguimiento, su hijo se someterá a pruebas para ver cómo evoluciona su curación, controlar los efectos secundarios de los medicamentos y buscar signos de rechazo o infección. A medida que pase el tiempo, estas visitas se irán espaciando, pero deberá volver a Duke para citas periódicas.
Monitoreo de los signos vitales
Se le pedirá que lleve un registro diario de la presión arterial, el pulso, el peso, la temperatura, la ingesta de líquidos y la cantidad de orina de su hijo. Por favor, traiga esta información a todas las citas de seguimiento. Los cambios en los signos vitales pueden indicar que su hijo necesita atención médica.
Cómo evitar las infecciones
Los medicamentos inmunosupresores ayudan a que el organismo de su hijo acepte el nuevo riñón, pero también aumentan el riesgo de infecciones, como resfriados, gripe, infecciones urinarias u otras enfermedades virales, bacterianas o fúngicas. Este riesgo es mayor durante el primer año después del trasplante y cuando se toman dosis altas de medicación, por ejemplo, cuando se está recibiendo tratamiento por un episodio de rechazo. Lavarse las manos con regularidad, evitar las multitudes y las personas enfermas y recibir las vacunas recomendadas puede reducir el riesgo de infección.
Transición a la atención de adultos
Cuidarse después de un trasplante no es tarea fácil. A medida que su hijo vaya creciendo, lo acompañaremos de cerca para que pueda conseguir sus recetas, estar atento a los signos de rechazo o infección, encontrar un laboratorio para realizar los análisis de sangre rutinarios y mucho más, hasta que esté listo para pasar a la atención de adultos de forma segura.