Muchos tratamientos contra el cáncer (quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia y terapias dirigidas) pueden provocar efectos secundarios que dañan el músculo cardíaco y los vasos sanguíneos circundantes. Estos daños pueden aumentar el riesgo de padecer distintos tipos de afecciones cardíacas, como arritmia, enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad arterial periférica, insuficiencia cardíaca, hipertensión, hipotensión y pericarditis, entre otras.
Motivos por los que le pueden derivar
Es posible que se le derive a un cardioncólogo de Duke si su oncólogo o proveedor de atención médica determina que usted corre el riesgo de padecer estas u otras afecciones. Por ejemplo, puede ser derivado a un cardioncólogo si tiene la presión arterial alta o el colesterol elevado para que le ayude a controlarlos. También pueden derivarle si tiene más de 60 años, fuma o padece diabetes, obesidad o una cardiopatía preexistente.
Su cardioncólogo colaborará estrechamente con su oncólogo para ayudarle a controlar su enfermedad durante y después del tratamiento. La detección precoz del riesgo permite prevenir las enfermedades cardíacas. El tratamiento efectivo de una cardiopatía existente puede ralentizar su progresión.