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Las personas con nidos vacíos redescubren las recompensas de un estilo de vida activo

Cuando Jonathan Giles y Karen Steinour se encontraron con un nido vacío y tiempo extra en sus manos, el ejercicio se convirtió en una forma de llenar el vacío.
A lo largo de sus 26 años de matrimonio, Jonathan Giles y Karen Steinour han tenido sus fases "perezosas". Las clases de ejercicio matutinas y las carreras de fin de semana pasaron a un segundo plano una vez que llegó su hija y las carreras se volvieron más exigentes. "Definitivamente hemos tenido nuestros altibajos con el ejercicio", dice Karen.
Pero cuando la pareja se encontró con un nido vacío y con tiempo libre, el ejercicio se convirtió en una manera de llenar el vacío. "Ahora que nuestra hija está en la universidad y ya no vamos a los partidos de hockey sobre césped ni a otras actividades extraescolares, tenemos más tiempo por las noches para hacer algo productivo y significativo", dice Karen.
Jonathan, de 60 años, y Karen, de 59, han sido clientes habituales del Duke Health and Fitness Center durante los últimos tres años. De cinco a seis días a la semana, Karen asiste a clases grupales, mientras Jonathan corre en la pista o levanta pesas. "Esto es algo que hacemos juntos", dice Jonathan. "Nos usamos unos a otros como motivadores, nos animamos mutuamente y nos reímos mucho".
Con el uno en el otro para apoyarse y un personal altamente capacitado del gimnasio al que acudir en busca de apoyo, Karen y Jonathan han logrado grandes avances en la mejora de su salud. Cada uno de ellos ha perdido aproximadamente 60 libras y ahora tiene más energía para hacer las cosas que disfrutan.
"Cuando nos unimos por primera vez, nos preocupaba que el personal se lo tomara con calma porque somos mayores", dice Karen. "Pero te animan a escuchar a tu propio cuerpo y te empujan a hacer todo lo que puedas".
Karen no es de las que se echan atrás ante un desafío. De hecho, ha ganado varios de los concursos regulares de acondicionamiento físico organizados por el Centro, desde desafíos de pérdida de peso hasta pruebas de resistencia aeróbica, competencias individuales y por equipos. "Realmente disfruto de la camaradería y los desafíos me ayudan a mantenerme motivada", dice.
Para Jonathan, la motivación llegó cuando regresó a un deporte que amaba. "Siempre me había gustado correr, pero lo había dejado durante 20 años", dice Jonathan. "Apenas podía dar una vuelta bajo techo cuando empezamos a ir al Centro".
Decidió hacer de los 5 km su objetivo de acondicionamiento físico y acudió a los fisiólogos del ejercicio en el Fitness Center para que lo orientaran. "Disfruté poder acercarme a ellos y pedirles consejo, hablar sobre cualquier problema que pudiera tener o discutir la estrategia para una carrera", dice.
Resultó que los 5K fueron solo un calentamiento para Jonathan. "Después de correr el maratón de Chicago, mi hija me dijo que debería probar los 'seis grandes'", dice. "Así que correré el Maratón de la Ciudad de Nueva York este otoño y me clasificaré para Boston la próxima primavera. Después de eso, continuaremos hacia Londres, Berlín y Tokio, ¡ya veremos!"
Una cosa es segura: Jonathan y Karen no volverán a ser "perezosos" en el corto plazo. "Ahora somos religiosos con respecto al ejercicio", dice Karen. "Tenemos una rutina, la disfrutamos y la echamos de menos cuando no vamos".